Pero no todo fue callejear por barrios de mala muerte, rodeado de cables, muros con cristales de botella en el borde, talleres de chapa y pintura, coches reconstruidos, indigentes llenos de pegamento, carpinteros llenos de barniz, vendedores de electrodomésticos, ventiladores, tornillos, motores, aceite y arepas calientes. Más tarde nos fuimos a conocer el centro, la parte más turística de Bogotá... debo decir aquí que Bogotá no tiene turistas y que yo no voy a ser la excepción. Sobre la séptima, que es la carrera principal de Bogotá está la plaza de Bolivar, erigida en honor al procer venezolano que logró la independencia de Nueva Granada. Probablemente os suene de cuando la guerrilla del M19 la tomó y bombardeó el palacio de justicia allá por los 80... si no, no pasa nada vais a la wikipedia y lo solucionais. A su alrededor todavía quedan casas de la época colonial... dos. Por la ladera que va al este sin embargo quedan los restos de la Bogotá colonial La Candelaria. La parte más cercana a la plaza está siendo restaurada pero a medida que subes el barrio se hace más popular, las tiendas se convierten en colmados, los cafes artísticos en tascas y los teatros en contadores de cuentos. El barrio está en cuesta y antes era blanco, encalado, ahora está pintado de todos los colores y si quieres encontrar un turista es aquí donde lo verás.

cerca de la plaza Bolivar

Subiendo por el sur a la Candelaria

Las montañas que tapan Bogotá por el este.
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