Y volví a Lima y me fui a el callao. El Callao fue el primer asentamiento de los españoles por esta parte del Perú, incluso antes que Lima. El puerto, la punta. El Callao forma una pequeña península que termina en dos pequeñas islas guaneras. Una de ellas albergó en su momento una tristemente famosa cárcel en la que Alan García perpetró su primer asesinato en masa durante un motín. La posición de la península lo convirtió en un sitio ideal para el puerto, pero siguiendo la costumbre española por estas tierras, la ciudad se fundó en el interior, lejos del puerto. Hasta el día de hoy el Callao es una provincia independiente que no pertenece a Lima. Todo el cuello de la península el puerto es territorio negro. Barrios deprimidos en su mayoría, pintados de colores brillantes y chillones que arrancan una sonrisa al gris panorama del cielo limeño. Al llegar al cuello de botella de la península, un espacio de apenas unos cientos de metros de ancho, te detiene un control. Todo lo que hay a partir de ahí es la punta, un mundo aparte, un conjunto de casas de lujo, antiguas residencias de verano de la élite limeña que ahora comparten el espacio con casas de los años cincuenta y sesenta y con clubs de remo y de vela. Todo es tranquilidad y gente haciendo footing, un sitio perfecto para huir del tumulto de Lima y disfrutar del verano de allí.
Pocas semanas después de irme de de Lima se desató en el Callao una guerra entre bandas. Murieron varias personas a balazos hasta que finalmente se pacificó el asunto y dejaron de morir chavales de 20 años que eran los jefes de las bandas.




Pocas semanas después de irme de de Lima se desató en el Callao una guerra entre bandas. Murieron varias personas a balazos hasta que finalmente se pacificó el asunto y dejaron de morir chavales de 20 años que eran los jefes de las bandas.
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