martes, 19 de mayo de 2009

cartagena mi amol

Bueno, pues siguiendo en orden cronológico y con algo de prisa, porque supongo que querreis llegar al presente y a la selva, os diré que en Coveñas tan sólo estuvimos un día y nos fuimos de nuevo a la carretera donde paramos al primer autobús que pasaba en dirección a Cartagena. Un autobús de La Costeña donde los asientos se caían al levantarse, pero al que no le faltaba el aire acondicionado a toda pastilla. Por suerte de Coveñas a Cartagena no hay tanto y finalmente llegamos a la terminal de transportes de Cartagena, que se encuentra en un descampado a las afueras. Para llegar a la ciudad cogimos un taxi de los años cincuenta, inmenso en el que hubieramos cabido no sólo nosotros sino otros cuatro y que el hombre mantenía en un perfecto estado. Nos llevó a través de todo el barrio de Olaya. Un barrio a las afueras de Cartagena, empobrecido, con casas de colores que conocieron tiempos mucho mejores y que no mantienen ningún respeto por la división dentro fuera, uno mirándolas se puede ver dentro o fuera según quiera, pero todo el mundo está fuera, en la calle o en la casa, pero fuera, visible. Llegamos ya anocheciendo al hostal. Lo conocíamos del boca a boca que es tan efectivo en los hostales de mochileros y resultó ser un hallazgo. El hostal tiene un patio con un palo de mango enorme del que cuelgan hamacas. Las habitaciones están sobre el patio y el ambiente que se respira es de tranquilidad. El barrio se llama Getsemaní. Está justo fuera de la muralla pero las casas son del XVII y del XVIII, como la del hostal. Es un barrio deprimido, pero tranquilo, en él conviven los turistas, con las putas, los indigentes, los comercios, los despistados y los que salen de marcha, porque también hay más de un bar que está bien en el barrio.
En cualquier caso la parte rica, la parte bonita e histórica está dentro de las murallas. Y dentro hay verdaderamente otro mundo. Cartagena está bañada por el sol. Así como Bogotá está bañada por la lluvia y cubierta por un manto de nubes, Cartagena ciega la vista cuando andas por sus calles a pleno día, con los ojos entornados te ves trasladado a otra época, a la época en que el caribe estaba lleno de piratas y galeones. Ya sé que es un poco crío, pero la verdad es que cuesta evitar pensarlo. La parte nueva de Cartagena, Bocagrande, sin embargo te traslada a Benidorm a Torremolinos. Aprovechando la inmensa bahía de Cartagena, que es como un puerto del futuro hecho por la naturaleza, han construído y construyen miles de hoteles en las sucias y tranquilas aguas de la bahía, donde miles de personas chapotean en un mar caliente y quieto, con gigantes de hormigón a sus espaldas. Cartagena no tiene playas. Por un lado el mar que rompe contra las murallas y el paseo marítimo y por el otro las playas internas que son un gran charco. Para ir a una buena playa hay que coger un barco y navegar unas cuantas horas hasta playa blanca o las islas del rosario. Pero la ciudad tiene suficientes encantos como para quedarte sin playa aun estando en el Caribe.
Bueno subire unas fotos y si acaso luego cuento algo más de Cartagena

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