viernes, 20 de marzo de 2009

Santa Rosa de Cabal

Finalmente salí de Bogotá (de esto hace un tiempo, pero como he intentado escribir un poco en orden cronológico no he podido contaros todo esto hasta ahora) y me dirigí hacia el eje cafetero. El eje cafetero es una pequeña región que se divide en tres departamentos: Caldas, Quindío y Risaralda. No os voy a decir la razón del porqué del nombre... pero os daré una pista, se produce mucho café. Son departamentos muy nuevos, su colonización de hecho es de poco después de la independencia de España y muchas de las ciudades que lo pueblan no tienen más de 90 años. El paisaje es muy montañoso, pero de esas montañas del trópico que están cubiertas de maleza hasta la cima. El camino de Bogotá al eje es un paseo por una sucesión de paisajes en los que se entremezclan bosques que conocemos como el eucalipto y el pino, con las palmeras y el bambú que aquí se conoce como guadua y que aquí se utiliza en la construcción. Es un material durísimo y facil de cultivar y utilizar. De nuevo aquí el clima vuelve a caldearse y aunque hay humedad uno deja de sentir cómo se le mete dentro de los huesos y le deja fríos los pies. Después de una breve estancia en Armenia, la capital del Quindío, que ya os contaré en otro momento, decidí salir de ciudades y me dirigí a Santa Rosa del Cabal en el departamento de Caldas. ¿La razón? Había oído que había unas termales naturales. Así que salí para allá. Las ciudades colombianas que he visto hasta ahora no se distinguen precisamente por ser lo más acogedor arquitectónicamente y, sin nadie del lugar, uno tiene la sensación de que no hay nada que ver por la cuadrícula casi perfecta de sus calles. Los pueblos sin embargo son otro cantar. Nada más llegar a Santa Rosa me di cuenta de que allí se respiraba otro ambiente. El ritmo de la gente al andar por las calles, los locales que no tienen pared hacia afuera sino que dejan el vano abierto para que la calle entre, las sonrisas y la amabilidad que uno se encuentra en cualquier sitio... en fin, luego la cosa mejoró ostensiblemente pero ya iré llegando.
Había llegado tarde para tomar la chiva (autobús típico de la zona cafetera y que habreis visto en las figuritas de arcilla que se han popularizado como recuerdo de colombia) que me llevara a las termales y como no quería pagar 20000 pesos para subir en willy (el willy es un caso aparte al que veré si le puedo hacer un post especial) decidí quedarme en el pueblo. Hice bien. Dormí allí esa noche y al día siguiente me fui a pie hasta las termales, pero eso será el próximo post.

A continuación os cuelgo algunas fotos del pueblo.























































































































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