viernes, 18 de septiembre de 2009

De camino a Ayacucho (1 de septiembre)

De Huancayo salimos pues para Ayacucho. Lo que en el mapa parecía un trayecto sencillo, corto y con una carretera más o menos normal, resultó ser un trayecto de pesadilla. Los primeros kilómetros la carretera estaba asfaltada y el paisaje detrás de las ventanas era impresionante. Pero ese acantilado que se veía en lontananza era mucho más bonito de lejos, de cerca tenía un terrible color a muerte que no hacía ninguna gracia. Sobretodo porque la carretera se estrechó más allá de todos los límites que una carretera de dos carriles se puede estrechar, (es decir no cabían dos autobuses), en lugar de asfalto había arenilla y en lugar de una recta sólo había curvas. El momento culmen llegó cuando frente a nosotros apareció otro autobús idéntico que en lugar de bajar subía. Tuvimos que dar marcha atrás entre las curvas y la mitad del pasaje se levantó exigiendo que les bajasen antes de que el autobús acabase en el lecho del río. El momento de crisis pasó y seguimos viaje ya sin más incidentes, pero... hay momentos en los que uno ve el final muy cerca. Os dejo con la parte bonita del viaje.














3 comentarios:

  1. Somos amigos de Jesus Rocha y el nos recomendó tu bloc. Estuvimos en Lima instalados en S Juan de Lurigancho, despues hemos estado en Cuzco y Machu Pichu y ahora en Arequipa, también vinimos en bus, es una experiencia extraordinaria. Nati de Grado

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  2. Además de por el cebiche, el Perú es tristemente famoso porque periódicamente acaban en los barrancos uno de esos autobuses, con decenas de muertos.

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  3. Pues sí. precisamente por eso la gente se levantó en grupo con las imágenes de otros autobuses que salen todos los días en la televisión y en la prensa. Pero felizmente no pasó nada.

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