Esta vez ya sí que me fui definitivamente de Cartagena, no para siempre por supuesto, porque pienso volver algún día. Pero por lo que queda de viaje me temo que tendré que pasar sin ella. En fin salí de mañana en dirección a Mompóx... o Mompós. Mompóx... o Mompós es una ciudad antigua, sobre las orillas del río Magdalena. En la época de la colonia fue el punto medio exacto entre Bogotá y la costa de manera que todo lo que iba o venía de un lado al otro pasaba y, la mayoría de las veces, se detenía en su puerto. El pueblo creció y se hizo popular por el trabajo de filigrana de sus artesanos, era el principal puerto del Magdalena y de la región. Pero sufría enormemente por las crecidas de las aguas y, ya en la época de la República, se decidió desviar las aguas del río con un enorme proyecto de ingeniería inmenso que, sin embargo, se dejó a la mitad. Se realizó la primera parte de mover el curso del río, pero nunca hubo tiempo o dinero, o las dos cosas, para volverlo a reencauzar. El resultado es que Mompóx... o Mompós, quedó fuera de las líneas comerciales, fuera casi del río y fuera de la historia... y así se quedó. Andar por sus calles es retroceder en el tiempo. Para los que hemos estado en Andalucía, es como volver a un pueblo de Sevilla. Los siglos de aislamiento y los últimos años de enfrentamiento con los paramilitares, que han tenido una influencia muy fuerte en la zona, han creado una atmósfera extraña, algo opresiva, cerrada, de corrillos en las calles y miradas curiosas intentando descifrar la procedencia. En los dos días que estuve ahí pude contar unos diez o doce extrangeros y no es de extrañar, para llegar a Mompóx... o Mompós tuve que hacer un itinerario algo peculiar. Primero llegué en autobús a la estación de Cartagena y de allí tomar otro autobús hasta Magangué. Por suerte cuando llegué acababa de salir el autobús y tomé un coche privado compartido entre varios, tardé unas 4 horas menos y cuando termine sabréis porque digo por suerte. De allí partía una lancha que tomaba una desviación del Magdalena y llegaba hasta un pequeño puertecito perdido en el río. De allí me monté en moto con la mochila y todo y me fui unos 20 minutos hasta otro río que aunque tenía un puente, tuve que cruzar en barca porque corría peligro de caerse. Una vez cruzado el río por el que tenía que cruzar todo lo que quisiera ir al otro lado, eso quiere decir gente, bultos, motos.... Una vez cruzado tomé un taxi que por carretera tardaba una hora en llegar a Mompóx... o Mompós, la verdad es que ya me voy perdiendo. El pueblo mereció la pena aunque la salida de él no fue más fácil, tardé 16 horas en llegar a Bucaramanga, pero debo decir que eso.... también mereció la pena. Os dejo con las fotos de allá.
Estas son las gasolineras de la zona. El coche para y pide la cantidad en pesos que va a echar, la mujer se acerca con la botella y la echa.
Esta era la lancha y ese el puente construído que reconstruían y que no parecía muy cerca de ser terminado.
La plaza principal del pueblo, la plaza de la aduana. La aduana es el edificio que hay enfrente que más tarde os enseñaré.
La plaza principal con UN turista.
amenazaba tormenta y vaya si llovió. Este es el edificio de la aduana. Es famoso también porque fue la casa de la película de la "Crónica de una muerte anunciada" que se rodó aquí y que todos los habitantes del pueblo te dirán por lo menos una vez mientras estés ahí.
y después de la tormenta sapos por todos sitios, no os podeis imaginar la cantidad de sapos que salían por todos los rincones.
Foto casual para la ocasión.
Aquí una grabación oculta para que veais como era el paso del río de motos y todo lo que hiciera falta.
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