martes, 2 de junio de 2009

Tagangaaaaa tierra soñada por miiiii

Bueno pues resulta que después del Tayrona, todo vestido de nada y con el sabor del mar en las papilas gustativas partí para Taganga, ese pueblo del que os hablaba donde conviven los pescadores con los turistas, con vendedores ambulantes e israelitas recién salidos de filas que van a encontrar en Colombia lo que perdieron en el campo de batalla. El mar allí es tranquilo, un espejo como el de Santa Marta. El desierto la rodea y toda ella mira al mar. Por la laderita que sube hasta las escarpadas paredes que la rodean llenas de cactus se distribuyen casas, hostales para mochileros, restaurantes y centros de scuba diving. Hasta aquí vienen todos los que quieren bucear y conocer el mundo submarino. Cuando recogía la mochila en el hostal de Santa Marta me volví a encontrar con Marta y Marina, de Barna y Buenos Aires respectivamente. Los tres íbamos para allá así que juntamos fuerzas y nos fuimos, se vino también Velmer un bogotano con rastas de 12 años que le acompañaban por la vida. Durante dos días estuvimos compartiendo Taganga. Allí se nos unió Manuel un italiano con el que había estado viajando desde Medellín. Probablemente le reconozcais de las fotos de Coveñas. En fin, para que aburriros con el apretado horario que seguimos y la cantidad de trabajo que teníamos que realizar: paseos por la playa, bañarse en el mar, comer, beber y salir de marcha... algo extenuante. Creo que las fotos hablan por sí mismas y de forma mucho más elocuente de lo que yo pueda explicar.



































el cartel se explica por si mismo "¿qué no tienes nada mejor que hacé o qué?"





















































































Como comentario de esta foto os diré que no se movieron ni un ápice cuando la hice. Tan sólo una de ellas levantó el brazo y saludo, pidiéndome que le mandara la foto. La vida es dura en estas latitudes.























El sancocho es un cocido de España, con su caldo y sus ingredientes, el corriente es el menú del día pero lo de los afrodisiacos es lo que no acababa yo de cuadrar aquí.














































No es lo mismo ir a uno de estos eventos con un cura o con otro, aquí queda bien claro quien viene para que la entrada valga su precio.

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