Bueno pues después de Mompóx, volví a Bogotá. Antes pasé por Bucaramanga, la capital de Santander. La casualidad había hecho que volviera a coincidir con Manuel el argentino y había que aprovecharlo. Quería llegar como fuera a Bogotá el sábado porque era mi cumpleaños y quería celebrarlo allí, pero tenía que pasar por Bucaramanga. Por eso me quedé sólo una noche, porque la verdad de no ser por eso me hubiera quedado unos cuantos días. El camino fue largo... muy largo. Llegar a Mompóx fue una odisea, salir no lo fue menos. Me dijeron que desde el Banco tardaría apenas 8 horas en llegar a Bucaramanga y me costó diez, pero para llegar a el Banco tardé otra horita y media. Para eso había que levantarse a las 5 de la mañana y viajar en un pickup por unas carreteras dignas del fin del mundo, atravesar ríos sin puente y comer polvo de un camino que dependía de la estación para dejar pasar o no a la gente. Todo eso para llegar a el Banco. El Banco es la población que ha sustituido a Mompóx en la región, si bien no tiene ni el tamaño ni la importancia de esta, tiene carretera directa con el mundo y eso ha probado ser más importante. En realidad es una ciudad de calles de barro, que da la impresión de haber sido improvisada a medida que desaparecía Mompóx del mapa. La estación es el centro del pueblo y ahí se reune todo el mundo en busca de unos pesos. Nada más llegar, aunque tengas ya el billete, te asaltan unos personajes de la compañía de autobuses que se pelean, directamente, por llevarte a la oficina de su empresa para que compres allí el billete, da igual si tú estás en medio, se pelean y se empujan, diciéndose de todo para arrebatarle el pasajero a la otra empresa. Los dos te prometen la mayor puntualidad, te juran lo improvisado del competidor y las chapuzas que hace, te aseguran que por un precio más ajustado ellos harán el mejor trabajo.... En fin yo tuve que esperar casi dos horas a que se llenara el autobús para ir. Me había levantado a las cinco y tenía por delante ocho horas, eso pensaba yo, de viaje. Pero finalmente salimos, como no, con el aire acondicionado a toda pastilla, dejándote escarcha en la piel. Salir del autobús a la hora de la comida fue caer en un horno de gas, la cámara se llenó de vaho y las primeras fotos no salieron, pero bueno, digamos que por eso no nos vamos a molestar. Lo que sí dolió fue llegar a las 10 de la noche a Bucaramanga, habiendo salido a las cinco de la mañana. Pero que se le va a hacer, la vida es así y esa noche salimos. Bucaramanga es una ciudad no demasiado grande, que no tiene nada especial o particular. Eso mismo la hace una ciudad muy agradable, con un clima templado, un paisaje verde y una gente maravillosa andando por sus calles. Esa noche pudimos conocer a varias de ellas. Saludos a Pao y a Adri y perdonad que no os haya presentado a la chiva pero es que ese día estaba muy cansada por el viaje, la próxima vez será ¿no? En fin todo esto para decir que desgraciadamente no tengo casi fotos de todo ese día, así que os tendréis que quedar con mis palabras.
lunes, 8 de junio de 2009
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Oye Si Rafa, que paso con la chiva, no nos diste el honor de conocerla :P
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