Bueno pues regreso a la faceta arqueológica, porque una de las cosas más impresionantes que hay por esa zona, en el callejón de Conchucos exactamente, son las ruinas de Chavín de Huantar. Chavín de Huantar fue otro centro religioso panandino. De igual manera que Pachacamac era el centro espiritual de la costa central Chavín de Huantar lo era de la sierra. Durante mucho tiempo y antes de que se descubriera Caral, Chavín ha sido tenido por los restos arqueológicos más antiguos de América del Sur. Se tuvo a su vez por el origen de la civilización original de los Andes. El peso ha gravitado ahora hacia Caral, pero Chavín sigue siendo uno de los puntos clave en la comprensión del origen de las diferentes culturas de poblaron el territorio antes de los incas.
De camino a Chavín subiendo la cordillera de camino a Querococha que está nada más y nada menos que a 4000 metros sobre el nivel del mar.
En las laderas de la montaña, de camino a Chavín, se pueden ver agujeros negros de los que la gente del lugar saca carbón de forma casi artesanal. La siguiente foto son los pueblos mineros que crecen en las orillas de la carretera. A la vuelta nos cruzamos con un grupo de mineros que celebraban después de haber salido de la mina con los rostros negros de carbón. Nos saludaron al pasar con la sonrisa todavía más blanca.
Siguiendo un poco más por la carretera a Chavín, por el callejón de Conchucos uno se encuentra con cosas como esta.
Y finalmente el templo de Chavín de Huántar. Lo que veis en la primera foto es la plaza hundida frente al templo. Un espacio cuadrado perfecto que servía de patio de butacas para la representación que tenía lugar más arriba en la pirámide del fondo, donde el estamento religioso, previa buena dosis de san Pedro realizaba las ceremonias rodeado del sonido de las conchas marinas y del agua que bajaba desde la loma a la espalda y llevada por canales subterráneos imitaba el sonido del jaguar.
La escalera como veis tenía dos partes. Todo en el templo tiene dos caras, dos mitades. Negra y blanca, hombre mujer, dualidades a través de las que entendían el mundo.
La marca de la piedra es el punto que divide toda la plaza en dos y coincide con la línea de la escalera.
Este es uno de los respiraderos por los que salía el sonido del agua.
El perro nos siguió todo el camino y se metía allí donde nosotros no podíamos.
Lo que hay junto al guardia de seguridad es un San Pedro. El campo allí está lleno de esta planta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario