Al día siguiente y con las prisas tomamos un tour a la laguna de Llanganuco. Toda la cordillera blanca está llena de estas lagunas de montaña que se crean de las aguas del deshielo y que reflejan los picos que las enmarcan. Bueno, como dije, por prisas y falta de preparación, fuimos con un tour. Un autobús lleno de turistas con un guía que entre chistes y anécdotas iba haciendo pasar el tiempo. Obligadas paradas en sitios turísticos para comprar artesanía y dulces de fabricación local... en fin todo el despliegue de la oferta del turismo. Había dos paradas interesantes. Una era el pueblo de Yungay. Un pueblo en el que en el 1971 se había producido una terrible catástrofe. Una de las caras del Huascarán, el pico más alto de todo el Perú, se desprendió debido a un terremoto. En unos minutos escasos todo el pueblo quedó sepultado por un alud de nieve, barro y piedras. Murieron unas 30.000 personas y tan sólo hubo unos pocos supervivientes, unos niños que habían subido un cerro cercano. El nuevo Yungay se fundó cerca, pero no en el mismo lugar. El antiguo emplazamiento es ahora un inmenso cementerio, en el que no sólo están los habitantes pillados por sorpresa por el alud, sino sus casas, sus coches, sus pertenencias, en resumen, todo el pueblo descansa bajo toneladas de tierra. El antiguo cementerio que quedó casi sepultado, fue reconstruído y coronado con un cristo inmenso que se ve desde todo el valle. El antiguo pueblo ha quedado convertido en un circuito turístico por donde pasean los turistas mientras les cuentan la terrible historia del lugar.
De camino a Yungay
El cristo sobre el cementerio del pueblo
Y el cementerio en sí mismo. Eso que veis en lo alto del cerro son campos de labranza. Basta verlo así para darse cuenta de lo que significa subir ahí a cultivar la tierra, pero si lo ves en directo realmente te parece increible. No te quieres creer que la gente suba por esos caminos para sembrar, arar y recoger la cosecha. Más adelante os mostraré algunas otras fotos para que os quedeis flipados.
Esto ya es en el cementerio natural que se creó cuando el pueblo quedó sepultado por la avalancha.
Un monumento levantado al autobús del pueblo, que en el momento del desastre estaba en la plaza esperando el momento de salir. Se salvó de quedar enterrado por una piedra enorme que se paró detrás suyo y ahí se quedó como muestra de la tragedia.
Lo que se ve al fondo son las torres de una especie de reproducción de la iglesia del pueblo.
Y luego la laguna. Allí encima de las montañas y sin embargo con más montañas por encima. Llenas de nieve que son las que dan de comer a la misma laguna. Como no, ir en tour siempre tiene sus desventajas. Llegamos y nos dieron apenas una hora para verla. Más arriba hay otra laguna a la que queríamos ir, pero no nos daba tiempo. Nos tuvimos que plegar a la dictadura del tour y pasear por entre los bosques que había en la laguna. Después tomar un mate de coca de manos de una chola que apenas sabía o entendía dos palabras de español, las justas para cobrar y entender el que servir, nos subimos de nuevo al autobús perseguidos por los mosquitos que parece increible puedan vivir en estas alturas.
y luego la vuelta con unos paisajes increibles con el sol de la tarde.
En Yungay, en la vieja iglesia que sólo asoma la torre, está enterrada la partida de matrimonio de Elvira, que tantos quebraderos trajo a la familia.
ResponderEliminarJ. Rocha
Vaya, no tenía ni idea. ¡Qué fuerte! Y pensar que estaba por ahí al lado. Oye y ¿cómo es que acabó ahí?
ResponderEliminarPorque se casó en esa iglesia
ResponderEliminarY cómo es que se casó allí? Un sitio raro para casarse no?
ResponderEliminarYa sabes lo romanticona que debió ser tu tía.
ResponderEliminar