Al norte de Lima, subiendo por la panamericana uno llega a la región de Barranca. Si se desvía en Supe toma una pequeña carretera que le lleva al pueblo de Caral. El pueblo descansa en la parte fértil del valle, alrededor el desierto y las montañas. Hasta hace unos años la vida en Caral era tranquila, apartada. Allí no había nada, nadie de fuera llegaba. A las afueras del pueblo había unas huacas y detrás de ellas unas montañas, unos montículos informes. Nadie sospechaba lo que se encontraba debajo de la arena hasta que los arqueólogos empezaron a rascar la superficie. Algun que otro arqueólogo ya había intuído algo, pero fue finalmente Ruth Shadie la que se puso manos a la obra y se puso a excavar. Poco a poco comenzaron a surgir edificios de una civilización, otra más para el ya repleto mapa del Perú. Una ciudad entera compuesta por pirámides escalonadas. Comenzaron a buscar, pero curiosamente no hallaron las murallas de la ciudad. Más sorprendente fue que no hallaron armas, ni restos de guerreros, ni representaciones de batallas. Parecía como si aquella gente no conociera la actividad más antigua del hombre, pelearse. Todas las investigaciones indicaban que esa sociedad estaba regida por una teocracia, que se dedicaban al comercio con otras partes de la costa y de la sierra y que Caral (que no era la más grande de las ciudades de la región) era, sin embargo, el centro espiritual. La mayor sorpresa estaba todavía por venir. Con material hallado en una de las pirámides hicieron la prueba del carbono 14 y los resultados indicaban que tenía casi 5000 años de antigüedad. Se convertía de golpe y porrazo en la ciudad más antigua de toda sudamérica. Se convertía en el origen de esa civilización que había surgido de forma independiente al mismo tiempo que Catal Huyuk o Mesopotamia. Los orígenes de una civilización original que no estaba emparentada con ninguna otra en el mundo. Había algo totalmente inesperado en este hallazgo. Como ya he dicho la ciudad no tenía murallas, en ella no se encontraron armas ni armaduras ni representaciones de guerreros o de luchas. En todo el valle, en la costa y en los alrededores se comeenzaron a encontrar yacimientos de la misma cultura. Unos producían pescado, otros traían productos de la sierra, otros de la selva. Había todo un complejo de relaciones que no se basaba en la dominación militar sino que se basaba en el comercio. La ciudad de Caral y el valle producían algodón y con él hacían redes de pesca.
Tomás de expedicionario recorriendo los desiertos de la historia.
Algunas panorámicas de alguos de los edificios clave de Caral.
Como podéis ver, todo es un desierto, pero abajo, en el valle brilla el verde alrededor del río. Esa era la riqueza de este sitio.
Una vista aérea del conjunto.
como me hubiera gustado ir a ese viaje q promociono mi cole...ptm!!
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